Microaventuras urbanas

Rio Mapocho

En tiempos de incertidumbre y restricciones de movimiento, volverse creativo en la búsqueda de aventuras es una nueva habilidad de supervivencia.

¿Adrenalina y naturaleza a la puerta de la casa, en medio de la ciudad? Suena improbable, pero todo depende de los ojos con que se mire.

Una familia con su canasto de picnic, bicicletas, baldes y palas. No van a la playa ni al parque, sino a la ribera del río local. En la ciudad de Santiago, se trata de pasar un rato junto al río Mapocho, algo impensado veinte años atrás por la contaminación. Pero hoy, con sus aguas (más) limpias, se transforma en un espacio natural de esparcimiento.

¿Qué lleva a personas razonables considerar que el mismo río de siempre, por años tachado de “sucio”, constituye ahora un panorama familiar? Probablemente su capacidad de observar, de ver como nuevo algo que siempre ha estado ahí.

Impulsados por las restricciones de movimiento debido a la pandemia, muchos han entrado en el ejercicio de evaluar de modo creativo el espacio que habitan. Una nueva manera de interactuar con la naturaleza sin viajar lejos, sin complicaciones, por cortos períodos de tiempo. Un tipo de microaventura.

Paseo

Cuando salgas de paseo, busca variar: utiliza distintos medios para transportarte y busca una ruta diferente para volver a tu punto de partida. Foto: Claudio Seebach.

BREVE, LOCAL Y BARATO

Se cree que es Alastair Humphreys el responsable de instalar el concepto de “microaventura”. Explorador británico, famoso aventurero internacional, tras una vida recorriendo el mundo en innumerables desafíos decidió de pronto dedicar un año a recorrer su propio país, Gran Bretaña, para demostrar que es posible vivir aventuras incluso cuando no hay tiempo o dinero. Todo lo registró en su libro Microadventures: local discoveries for great escapes (disponible en Amazon), una guía básica para abrir la mente y animarse a transformar el entorno en el parque de diversiones más atractivo jamás imaginado.

¿Y cómo se define este concepto? “Una microaventura es una aventura cerca de casa, barata, simple y muy efectiva”, dice Humphreys en el libro. Es decir, se trata de una dosis de adrenalina condensada que “se puede encontrar en cualquier parte, cualquier día y depende de nosotros salir a buscarla”.

El paso más difícil, como dice Humphreys, no será el que lleva hasta la cumbre, sino el primero, el que atraviesa la puerta fuera de la casa.

ALGUNAS IDEAS

  • Nunca volver por el mismo camino.
  • Variar: por ejemplo, al trasladarse, ir en metro a la ida y volver en bicicleta. O caminar y después volver en micro. Dar rodeos, usar a veces atajos y otras veces, desviaciones, ampliando los trayectos, pasando más rato en la calle. Atreverse a conocer rutas nuevas, especialmente cuando se vuelve del trabajo o se fue a alguna tienda a comprar algo. En ciudades con pendiente pronunciada como Santiago es incluso más atractivo planificar este tipo de paseos.
  • Dormir sin carpa (modo vivac) en la azotea de un edificio, en el jardín de una casa o en el cerro del barrio. Siempre será una experiencia sorprendente.
  • Salir a comer afuera: por ejemplo, caminar al atardecer a la plaza o al parque más próximo, calentar unas salchichas con una cocinilla y prender unas linternas para volver a la casa ya oscuro (con el horario de invierno oscurece temprano, antes del toque de queda). O la versión más urbana: comprar comida preparada y quedarse en el parque hasta entrada la noche.
  • Salir a los cerros cercanos en búsqueda de indicios de presencia de zorro, roedores, puma, algún pájaro o incluso alguna flor.
  • Dar vuelta piedras y/o escombros para descubrir la vida que habita debajo y a la cual no solemos prestar atención.
  • Tener una huerta propia y/o estar atento a los árboles frutales que aparecen en el camino para luego preparar jugos de frutas y verduras en casa.
  • Recoger hojas y flores para luego aplastarlas en un libro y hacer arte con ello después.
  • Armar anclajes y sistemas de polipastos en una plaza, practicando maniobras de escalada y rescate.
  • ¿Mucha soledad? Adoptar un perro que se convierta en una cordada para vivir microaventuras es una buena idea.
  • Llevar un registro o diario de vida.

TRUCOS PARA COMENZAR

  • Equipo indispensable: una manta de picnic impermeable, un tarp (que es la nueva manera de decirle al clásico toldo con ojetillos para improvisar un techo), cuerdas, un cuchillo, una taza.
  • ¿Planeando un atardecer especial? ¿Y no tienes idea cómo saber a qué hora será? Google te lo dirá si activas la ubicación de tu teléfono.
  • Para aventuras urbanas el equipo mínimo de seguridad incluye agua, una tarjeta Bip, dinero en efectivo y un teléfono cargado.
  • La planificación y la preparación son la mitad de la entretención: comprar un mapa, estimar distancias, calcular el consumo de agua, ajustar los horarios y juntar el equipo es, para algunos, la mejor parte.
Cerro

En Chile, muchas ciudades presentan cerros isla o están rodeadas por el piedemonte cordillerano. Aprovecha eso para una escapada rápida y juega a buscar flores y huellas de animales. Foto: Ignacia Rojas.

Foto de portada: Claudio Seebach.


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